El pasado 27 de octubre se presentaba en la Real Academia de la Ingeniería el Proyecto Mujer e Ingeniería, y sin poder evitarlo retrocedí 15 años en el tiempo, al momento en el que yo conseguí mi título de Ingeniera Técnica Industrial.
Por aquel entonces todavía éramos muy pocas chicas en clase, un máximo de 12 había contado una vez en una de las clases más masificadas… creo que no llegaríamos ni al 15% de representación, pero también debo decir que se respiraba muy buen ambiente, en ningún momento me sentí señalada o discriminada por mis compañeros masculinos.
Algunos profesores sin embargo, todavía mostraban una actitud contradictoria, sobre todo los más mayores, supongo que mucho menos acostumbrados a la presencia femenina en sus aulas, su actitud era una mezcla entre admiración y paternalismo. No era fácil, obviamente no nos permitía sentir una posición de igualdad con respecto a los chicos, pero hoy en día es algo que recuerdo con una sonrisa…, era lo que había y todas conseguimos salir adelante.
Estudiar Ingeniería suponía un doble reto, no sólo suponía el reto de estudiar y terminar con éxito una carrera universitaria, sino también romper algunos estereotipos que todavía existían. Recuerdo las caras de asombro de algunas personas al decirles que estaba estudiando una Ingeniería Técnica. Bueno…, en realidad no sé si era exactamente asombro o compasión lo que querían mostrar…, como si tratasen de decirme: pobrecita…, lo que te espera…, no sabes dónde te estás metiendo!
Y es posible que realmente no lo supiera… pero hoy por hoy debo decir que estudiar Ingeniería fue una de las mejores decisiones de mi vida. Mi profesión me permite mantener viva la inquietud de mi mente en todo momento. Es una carrera sin límites que me permite fijar mis propios objetivos y practicar la innovación continuamente.
Que si hubo piedras en el camino? Sí claro…, y muchas…, desde la pregunta obligada de las primeras entrevistas (Señorita tiene Ud. novio?), las observaciones tipo Operación Triunfo (no es el perfil que estamos buscando, realmente buscamos un hombre pero teníamos curiosidad por conocerte porque tienes un currículum muy bueno…), hasta la desconfianza inicial de los profesionales de más avanzada edad, para los que, en principio, solo era una neniña como dicen en mi tierra. Muchas ocasiones en las que he sentido impotencia y una pregunta rondaba mi mente con frecuencia: Si en lugar de llamarme María me llamase Mario me harían las mismas preguntas?
En resumen, año 2016, mi nombre es María y soy Ingeniera Técnica Industrial, estoy totalmente integrada en mi puesto de trabajo, aunque soy la única chica del cuerpo técnico de la oficina. Me he ganado el respeto y la confianza de mis compañeros mediante mi trabajo, día a día, proyecto a proyecto. Hoy ya no importa cómo me llamo, el sonido de mi voz o mi apariencia física. Hoy, simplemente, soy un Ingenieri@ más.
Proyecto #MujereIngenieria, te he echado de menos. Me hubiese gustado que hubieses nacido unos cuantos años antes, y que alguien me hubiese contado con objetividad a qué me iba a enfrentar y que realmente sí es posible tener una carrera de éxito siendo Mujer e Ingeniera. Que además de aquellas miradas que yo vi diciendo … no sabes lo que te espera!, me hubiese encontrado otras diciéndome … te espera algo fascinante y lo vas a conseguir!!. Creo que ese es el mayor valor a transmitir a las más jóvenes.
Este nuevo proyecto conseguirá darles el impulso necesario mediante sus mentoras, y como dicen en su presentación, ayudará a las jóvenes profesionales a saltar de su “techo de cristal”.
Bien por la Real Academia de la Ingeniería!!
